viernes, 1 de julio de 2011
Ramazzini, vida y obra del padre de la Medicina del Trabajo
Bernardino Ramazzini, Médico, nacido en Carpi, en la provincia de Módena Italia, escribió el texto “De morbis articum diatriba”, traducido más o menos como “De las enfermedades de los trabajadores”. Fue el primero en encontrar y estudiar la relación existente entre determinadas patologías y el trabajo que realizan. Muchos no conocen a este insigne profesional médico del 1700, por eso solamente pretendo acercar algo de lo mucho y bueno que hizo por y para la salud de la gente que trabaja”.
Su vida
Bernardino Ramazzini hace ya 300 años publicaba sus observaciones respecto a las posibles vinculaciones entre el trabajo y la salud. No obstante el tiempo transcurrido, la actualidad nos demuestra que pese al avance del conocimiento que tenemos en nuestro tiempo, en algunos casos no hemos avanzado nada, sobre todo en nuestro país.
El trabajo, tal como se lo considera hoy resulta imprescindible para una vida saludable, tanto por la retribución económica que comporta, como por el hecho social que contribuye a la realizació specto positivo puede acompañarse de otro negativo: las alteraciones del estado de salud derivadas de las condiciones y medio ambiente de trabajo en las que se desarrolla. Quien fue el primer médico que relacionó las patologías de una persona con las tareas que realizaba, fue precisamente Bernardino Ramazzini en el 1700.
Bernardino Ramazzini, nació en Carpi (no Capri) , en 1633, se formó como médico en Parma y ejerció después en Roma. En 1682 fue contratado como profesor de la Facultad de Medicina de Módena. Allí permaneció durante un largo periodo de tiempo hasta trasladarse a Padua como profesor de "Práctica médica". Murió en esta ciudad el 5 de noviembre de 1714.
En 1665 se casó con Francesca Righi. Tuvieron cuatro hijos. Practicó la medicina y participó de forma activa en la vida cultural de la ciudad. En 1671, después de permanecer ocho años en Carpi, marchó con su familia a Módena donde llegó a ser ayudante de Antonio Ferrarini, médico personal de Francesco II d'Este. Allí, según se sabe por las cartas que mandó a su sobrino Bartolomé, sufrió diversas dolencias que debilitaron su salud.
En 1682 fue contratado como profesor de 'Instituciones médicas y Teoría de la medicina' en la refundada Universidad de Modena. En 1691, con Francesco Torti y Antonio Abbati obtuvo el nombramiento de médico de la corte. Había adquirido gran reputación como médico y como profesor. Durante esta etapa escribió comentarios a los textos hipocráticos, piezas literarias, documentos sobre temas de física, geología e hidrología. Perteneció a la "Accademia dei Dissonanti" y gracias al prestigio que le proporcionaron sus trabajos, fue admitido en la "Academia Naturae curiosorum" de Viena.
El 26 de agosto de 1700 se trasladó a Padua donde fue contratado por el Senado veneciano como segundo profesor de 'Práctica médica' de su prestigiosa Universidad. En 1708 ocupó el puesto de primer profesor, también fue decano de la Facultad. Mientras tanto, su salud siguió empeorando. En 1704 fue nombrado miembro de la Academia de Arcadia o de los Arcades. A partir de 1705 se manifestaron los problemas de la vista y tuvo que aceptar la ayuda de un copista, mientras que sus sobrinos, que vivían con él, le leían y también le escribían. De esta manera siguió enseñando y escribiendo.
Durante su etapa en Padua, la actividad de Ramazzini fue igualmente sobresaliente. Sus biógrafos destacan la "Oratio saecularis" de 1700, en la que discute el progreso de la medicina de su época. En su "Orationes Iatrici Argumenti" de 1708, se refiere a varios aspectos de la teoría y práctica de la medicina.
Su obra
El comenzó a realizar la pregunta a todo enfermo que entrevistaba ¿En que trabaja usted?, algo que hoy es muy común sobretodo en los médicos del trabajo. Hoy parece muy obvio, pero en esa época era toda una novedad.
Ramazzini se ocupa en su primer texto ya mencionado, de cincuenta y cuatro tipos de ocupaciones, como los doradores, los mineros, los farmacéuticos y las intoxicaciones que sufrían a consecuencia del mercurio; los que coloreaban vídrios y sus problemas debidos al uso de antimonio; los pintores y las enfermedades que les producía el plomo que empleaban, etc. Pero también recoge las alteraciones que producían agentes como el calor, el frío, la humedad o el ruido y las que eran consecuencia de adoptar posturas inadecuadas, del sedentarismo o de los movimientos que los trabajadores desarrollaban durante sus tareas, o del exceso de peso que tenían que mover.
No fue sistemático ni lo pretendió, pero sí puede considerarse como el que inició el estudio de las enfermedades profesionales. Su libro es un ejemplo de recolección de datos, de poner en primer plano su experiencia y de su lucidez relacionando su información con la de sus antepasados y sus contemporáneos, algo que no era demasiado frecuente en los escritos de tipo académico.
No obstante estar escrito en latín antiguo, lengua que sólo usaban algunos eruditos, es muy original la idea de investigar y difundir este tipo de enfermedades y la importancia que concede al medio ambiente de ser de interés público. Algo que hoy no se pondría en discusión y que nuestra revista EMPRESALUD.ng, viene difundiendo desde hace veintitrés años.
En su libro, también deja constancia de las diferentes categorías sociales de la época: desde los que vaciaban los pozos de aguas sucias hasta los soberanos, pasando por los artistas y demás ocupaciones habituales en esa época. Para Ramazzini, la peor enfermedad era la pobreza, algo que también sucede en nuestros días.
Su obra más apreciada con los años fue la relacionada con las enfermedades de las distintas ocupaciones u oficios. A lo largo del siglo XVII fue abandonándose el estudio de la influencia de los diferentes factores ambientales bajo la perspectiva del galenismo. El tema preocupó a Ramazzini desde que era estudiante, pero mientras estuvo en Módena, pudo comprobar las condiciones de extrema pobreza de la población y las pésimas condiciones de trabajo, a lo que se unía la malaria.
Algunos de sus trabajos ya relacionaban la sociedad con el trabajo y cómo ambos elementos influían en la salud de los trabajadores. Ramazzini visitaba los centros de trabajo para observar de primera mano lo que allí se hacía, los procedimientos y técnicas empleados, y los materiales y las sustancias que se utilizaban en cada oficio. Pero no se quedó ahí, les entrevistaba y les preguntaba acerca de las molestias y enfermedades que padecían, cómo evolucionaban, etc. Completaba después toda esta información con lo que la literatura de la época y del pasado le podía aportar, lo que explica la gran cantidad de referencias que se encuentran en su obra. Con todo ello publicó en Módena en 1700, De morbis artificum diatriba.
Hubo una segunda edición en Pádua en 1713 y nuevos capítulos como los dedicados a los impresores, tejedores, carpinteros, afiladores de navajas, marineros y remeros, fabricantes de ladrillos, cazadores, fabricantes de jabón etc.
En 1712 también escribió "De principum valetudine tuenda commentatio", sobre la higiene de los gobernantes y que algunos unen a los textos de De morbis artificum diatriba, aunque ni de lejos su minuciosidad y originalidad puede comparársele.
El motivo de su obra
Las causas por las que Ramazzini escribió De morbis artificum diatriba lo deja bien claro en él, así podemos leer, lo que él mismo nos comenta:
"Relataré el incidente donde me surgió la idea de escribir este tratado sobre las enfermedades de los trabajadores. En esta ciudad de Módena, tan densamente poblada para su tamaño, las casas están muy juntas y tienen gran altura, y se acostumbra a limpiarlas cada tres años una por una, así como destapar las cloacas que se entrecruzan por debajo de las calles. Mientras hacían este trabajo en casa, observé a uno de estos obreros que realizaba su tarea en aquel infierno y me fijé en que parecía muy aprensivo y tenía todos los nervios en tensión. Me condolí del sucio trabajo que ejecutaba y le pregunté por qué se daba tanta prisa y por qué no lo hacía con más lentitud, con el objeto de evitar la fatiga que trae consigo todo trabajo forzoso. El pobre alzó los ojos desde la caverna, me miró y dijo: Nadie que no lo haya hecho puede imaginarse lo que cuesta permanecer más de cuatro horas en este sitio; es lo mismo que quedarse ciego".
Más tarde, cuando salió de la cueva, le examiné los ojos con cuidado y observé que los tenía muy irritados y oscuros. Le pregunté si los obreros de su oficio usaban con regularidad algún remedio particular para esta molestia. "Sólo esto, me contesto, vuelven inmediatamente a sus casas, como yo lo haré ahora, se encierran en un cuarto oscuro, permanecen en él durante un día y se lavan los ojos de vez en cuando con agua tibia; de esta forma pueden aliviar algo el dolor".
Entonces le pregunté si tenía sensación de quemadura en la garganta, molestias respiratorias o ataques de jaqueca; si el hedor lastimaba su nariz o le causaba náuseas. "Nada de eso, contestó, en este trabajo sólo se lastiman nuestros ojos, ninguna otra parte. Si continúo en él, muy pronto me volveré ciego, como les ha sucedido a otros". Me deseó buenos días y se marchó a casa con las manos sobre sus ojos. Después de esto, vi varios obreros de su mismo oficio a medio cegar o ya ciegos que pedían limosna en las calles de la ciudad.»
Cada capítulo comienza con la descripción de los transtornos que acompañan a cada profesión o a cada oficio. Muchas de ellas ya habían sido descriptas, pero el mérito de Ramazzini es relacionarlas con un tipo de trabajo determinado y añadir los datos recogidos en sus entrevistas y observaciones. Esto proporciona a su obra un enfoque novedoso. Ya no se habla de una enfermedad que afecta a un individuo, sino de una enfermedad que afecta a un grupo en relación directa con la actividad que desempeñan sus miembros y al medio ambiente en el que la desarrollan.
El interés en este tema fue creciendo a partir de la obra de Ramazzini. Por ejemplo, ahí está la enorme literatura que se produciría a lo largo de la Ilustración. El libro de Ramazzini, además, no ha dejado de ser objeto de traducciones a varios idiomas y de nuevas ediciones desde que se publicó. Sin lugar a dudas, cuando en la actualidad hablamos de medicina del trabajo, del deporte, de epidemiología, de salud medioambiental y de otras ramas de la medicina, no podemos olvidar la contribución de Ramazzini.
Su legado
Para hacer el diagnóstico de enfermedad del trabajo Ramazzini no se limita a considerar la disposición de los elementos clínicos, debe superar las dificultades equiparables a aquellas que encuentra un médico de hoy de frente a una enfermedad crónica o de frente a los indicadores precoces de enfermedad. Debe por eso estudiar el ambiente de trabajo y adoptar modelos interpretativos particulares.
Esta contribución que nos da Bernardino Ramazzini dedicando su atención por más de 20 años al estudio y atención de las enfermedades asociadas con ocupaciones específicas, hoy en día no ha perdido vigencia y el contenido del mismo sirve como base de estudios, tanto para la carrera de Higiene y Seguridad, como la Medicina del Trabajo.
Sorprende que los determinantes apuntes laborales registrados hace tres siglos por Ramazzini, hoy con los matices del progreso en todos los ámbitos y especialmente en la Prevención, sean de tanta utilidad.
Por eso tanto ayer como hoy, no debe olvidarse de realizar la pregunta: ¿De qué trabaja usted?
Fuente: Empresaludng.com.ar
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